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11 noviembre, 2019La Resonancia Magnética es la técnica no invasiva que ha demostrado ser de mayor utilidad en la evaluación de las lesiones de rodilla. Un diagnóstico precoz y preciso está facilitando las evaluaciones y tratamientos de lesiones meniscales, ligamentosas y óseas.
El dolor de rodilla es una de las consultas más comunes en los consultorios de traumatología. Habitualmente el paciente que acude a la visita tiene mucho dolor o la sospecha de algún miembro roto, y va buscando un turno en el quirófano. La utilidad de la Resonancia Magnética proporciona a los traumatólogos la suficiente información sobre las estructuras articulares para determinar el tipo de tratamiento a indicar, y que no se pueden ver tan bien a través de otros procedimientos como radiografías, ecografías ni tomografías computarizadas.
La Resonancia Magnética tiene obvias ventajas sobre estos métodos: no es invasiva, no usa radiación ionizante y su potente campo magnético permite producir imágenes tridimensionales del interior de la rodilla.
La prueba de Resonancia Magnética se realiza con el objetivo de detectar la causa del dolor de rodilla, sobre todo en aquellos pacientes con dolor inexplicable o que cede la rodilla sin causa concreta. Esta prueba es altamente eficaz también en el estudio de otras patologías como problemas de artritis en las rodillas, tumores óseos, infecciones, daños en cartílagos, meniscos, ligamentos o tendones.

De esta manera, la Resonancia Magnética es la técnica no invasiva de elección complementaria a la exploración física en el diagnóstico de lesiones de rodillas. En algunos casos, durante la Resonancia Magnética podría usarse material de contraste (gadolinio) que ayude al radiólogo a observar ciertas estructuras con mayor claridad: encontrar algún tipo de tumor o ver zonas específicas de inflamación o infección.
Depende de los resultados obtenidos, el traumatólogo determinará que tratamiento se necesita para poner solución a esas molestias de rodilla, como por ejemplo una artroscopia, un procedimiento quirúrgico mínimamente invasivo, sin necesidad de llevar a cabo una cirugía abierta, y que se utiliza para reparar el menisco o los ligamentos de la rodilla.
Por lo general, una Resonancia Magnética de rodilla lleva entre unos 30 y 60 minutos, aunque en algunos casos más complejos puede durar hasta 2 horas. En CMD Alomar durante la prueba, el paciente es observado por el técnico y puede hablarle a través de un intercomunicador. Para lograr unas imágenes de alta calidad, se le pide al paciente que se mantenga quieto mientras se realiza la Resonancia Magnética.
Si se siguen las pautas de seguridad adecuadas, un examen de Resonancia Magnética de rodilla no presenta riesgos ni es perjudicial para el paciente. Sin embargo, pueden existir ciertas limitaciones con pacientes que presenten algún implante u objeto metálico. También, las mujeres embarazadas no deben realizarse este tipo de prueba a pesar de que no existe evidencia para creer que se puede dañar el feto.